Japón está reapreciando sus superhábiles operarios o supaa ginosha para preservar su liderazgo en manufactura.
El caso de Rina Masuda, en Sharp, es ilustrativo; ella realiza las soldaduras difíciles una vez que los robots han completado su trabajo en la cadena automática de ensamblaje de PC’s. En Toshiba, Hidetoshi Murakamide, 56 años, hace moldes para semiconductores de una diezmilésima de pulgada de grosor. En Japón hay miles de operarios como Masuda o Murakami, con extraordinarios talentos que ningún robot puede igualar. El Japón de hoy tiene que hacer frente a dos grandes peligros: la amenaza de la mano de obra barata de China y su decreciente demografía; para contrarrestar estos riesgos, los supaa ginosha son alabados y reconocidos y las industrias japonesas ven cómo estos superhábiles operarios son la herramienta vital que permitirá sostener su recuperación económica y preservar su base industrial.
Es paradójico que mientras Japón fabrica algunos de los productos de más alta calidad del mundo, no tiene ninguna política oficial para que sus superhábiles operarios traspasen su expertividad a las generaciones futuras. Sensibles a esta crítica necesidad, las autoridades buscan una forma de reconocer a estos profesionales como «Tesoros nacionales vivos», alto honor hasta ahora reservado para los constructores de templos, tejedores de kimonos o actores del Kabuki; gracias a este proceder han podido mantener la existencia de métodos y conocimientos de antiguas artes y oficios que, de otro modo, habrían desaparecido. Este proceder, piensan las autoridades que también será útil para preservar y reproducir los supaa ginosha. Mientras tanto, ya hay 3.800 laureados, a los que se añaden varios cientos al año, que han obtenido un certificado y un pin de plata en forma de flor con un carácter caligráfico que significa «técnico»; este honor ha resultado ser un motivador para los superoperarios.
En ocasiones, y a través de un programa especial, los supertécnicos pueden ser cedidos para ayudar a otras compañías japonesas a obtener knowhow crítico.
Normalmente, los supaa ginosha traspasan sus conocimientos a los colegas en la propia empresa. Por ejemplo, en Sharp, Rina Masuda, ya mencionada al inicio de este artículo, da clases empleando la intranet de la empresa y ha sido enviada a otras factorías de la corporación, tanto nacionales como extranjeras, para adiestrar a operarios especialmente seleccionados.
La útil expertividad de los superoperarios es tan reconocida, que frecuentemente son convocados por los ingenieros de más alto nivel para discutir intrincadas problemáticas de diseño.
Cuando esto sucede en el lejano oriente, aquí las empresas europeas nos llenamos la boca teorizando sobre Gestión del Conocimiento, mientras emprendemos feroces campañas de prejubilación, que cercenan significativamente el capital humano de nuestras empresas, y en vez de utilizar la expertividad del trabajo para crear barreras invisibles que protejan nuestras industrias del ataque de los nuevos países industrializados, mendigamos ayudas para alargar la agonía de puestos de trabajo sin razón de ser.
Autor: Fuente: “Hoja de Ruta para Directivos” – José Aguilá